La historia de mi pais imaginario, el documental de Patricio Guzmán que llega a los cines este miércoles 26 de octubre, es este. El de un regreso a la caldera política de su país natal, que acababa de explorar en un registro mucho más meditativo La cordillera de los sueños, estrenada en 2019. Desde el inicio, el nuevo largometraje nos sumerge en el corazón de las protestas a través de los ojos de sus protagonistas, a través de imágenes a menudo impactantes, a veces violentas, de sus enfrentamientos con la policía. Hombres, mujeres, estudiantes, psicólogos, politólogos, refugiados, indígenas… En un movimiento ligado al de los chalecos amarillos o de Hong Kongciudadanos de todos los ámbitos de la vida se entrelazan en una masa fluida e incontrolable. Todo ello plasmado a través de una plétora de ideas originales (filmación con drones, fotonovela en blanco y negro a la Marker, voz en off en primera persona, etc.) a las que se suman entrevistas más convencionales realizadas a una decena de chilenos.
Ciudadanos comunes
A priori inofensivo, este proceso es el único límite a partir del cual mi pais imaginario. Con demasiada frecuencia, frustra al espectador que lucha por comprender la vida cotidiana de cada chileno que se le presenta en cámara. Más que la intimidad de esto” ciudadanos comunes » la película documental multiplica las notas marginales teóricas por la –tan fascinante– dimensión interseccional del movimiento y da claramente la impresión de un estancamiento. Al menos hasta que el resultado de las propias manifestaciones vuelva a salir a la luz. A saber, la elaboración de un nuevo texto supremo a través del trabajo de un Asamblea Constituyente recién nombrada (a” teatro del futuro ‘, para usar la hermosa expresión de Guzmán), y cuyo proceso democrático está excepcionalmente perfectamente plasmado. En una secuencia final esperanzadora, el director quiere pensar en la creación de un ” nueva era » Política, incluyendo la reciente elección del presidente izquierdista Gabriel Boric solo sería un primer avatar… Excepto que esta era la misma constitución rechazado masivamente por el 62% de los chilenos en referéndum el domingo 4 de septiembre. Prueba de que aún queda trabajo por hacer.
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