Los chilenos acudieron a las urnas en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del domingo para elegir entre dos inesperados candidatos contra todo. Cuando las urnas cerraron a las 9 de la noche, la tensión era palpable.
Los colegios electorales están cerrados a las 21:00 GMT del domingo 19 de diciembre y la tensión aumenta Chile para saber cuál de los dos candidatos con proyectos sociales diametralmente opuestos llegará a la presidencia.
El conteo, tradicionalmente bien organizado en Chile, ha comenzado y podría surgir rápidamente una tendencia si surge alguno de los candidatos.
Pero los finalistas en esta segunda vuelta para designar al sucesor de Sebastián Piñera quedaron empatados en las últimas encuestas en el duelo sin precedentes desde el retorno a la democracia en 1990.
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Los 15 de los 19 millones de chilenos convocados en su mayoría se trasladaron por la mañana, una ola de calor azotó a su país, se midieron más de 35 grados en la capital Santiago.
El candidato de la izquierda progresista, Gabriel Boric, esperará el resultado en el centro de Santiago, donde está prevista una gran fiesta en caso de triunfo. José Antonio Kast, de extrema derecha, reunirá su apoyo en un barrio de lujo al este de la capital.
acepta la derrota
Gabriel Boric, diputado desde 2014, lidera una coalición de izquierda con el Partido Comunista. Se presenta como candidato por el cambio y heredero político del movimiento de 2019 por más justicia social en el país más desigual de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
A sus 35 años, la edad mínima para presentarse, el exlíder de un movimiento estudiantil en 2011 no se esperaba que estuviera en el sprint final hace apenas unos meses.
“Es posible hacer un Chile más humano, más digno, más igualitario”, declaró Magallanes, quien quiere convertirlo en un “Estado de bienestar”, tras la votación en su natal Punta Arenas, en el extremo sur, sobre el Estrecho de Chile.
“Si perdemos, lo reconoceremos (…) Respetaremos el resultado, sea el que sea, sin levantar el velo de la duda. Pero ganaremos y esperamos el reconocimiento mutuo de nuestro oponente”, agregó.
Se refería a los temores de que José Antonio Kast cuestionara la validez del proceso electoral, como el expresidente estadounidense Donald Trump, a quien dice admirar tanto como al brasileño Jair Bolsanoro.
Kast, nostálgico de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990), tras votar como candidato “por el orden, la justicia y la seguridad” en su localidad de Paine, 30 kilómetros al sur de Santiago, dijo esperar un “resultado cercano”.
Anunció que, en caso de derrota, podría no reconocer el resultado de las elecciones si la diferencia entre los dos candidatos es inferior a 50.000 votos.
En cuarto lugar en 2017 (7,93%), el Sr. Kast triunfó en la primera vuelta a finales de noviembre (27,9% frente al 25,8% de Boric) al frente del partido de extrema derecha “Les Républicains”, al que se fundó a sí mismo. en 2018.
Se aprovecha del rechazo del presidente conservador Sebastián Piñera, que termina en la indiferencia su segundo mandato (desde 2018, tras un primero en 2010-2014). Por lo tanto, la derecha chilena se ha alineado detrás de él en orden de combate.
El programa económico ultraliberal del abogado de 55 años tiene como objetivo reducir aún más el gasto público y reducir los impuestos corporativos para crear empleos.
Esto contrasta totalmente con el programa de Gabriel Boric, de 30 años, que pretende impulsar una importante reforma tributaria para incluir a los más ricos -el 1% de los chilenos que poseen el 26,5% de la riqueza según una agencia de la ONU- en su programa para el mejor acceso a la salud, la educación y la creación de un nuevo sistema de pensiones que ahora es totalmente privado.
“Nueva Fase”
Pero en un país gobernado por la centroderecha y la centroizquierda desde el final de la dictadura hace 31 años, los votantes parecen estar motivados por el resentimiento más que por el apoyo.
La campaña presidencial fue dura y “enfocada en desprestigiar al competidor”, explicó Marcelo Mella, politólogo de la Universidad de Santiago.
Tras la votación, el presidente Piñera también lamentó hacer campaña en “un ambiente de excesiva polarización, confrontación, disputas”.
El resultado de esta votación empatada se confirma ganando los votos del centro y movilizando las abstenciones del 1ºah Torre (53%).
“Espero que Chile pueda entrar en una nueva etapa y probar el concepto de estado de bienestar”, dijo Sebastián Vera, de 35 años, profesor de historia y simpatizante de Gabriel Boric, camino a las urnas.
Pero si Antonio Kast gana, teme “un paso atrás (…) donde nuestro sistema neoliberal se volverá aún más despiadado de lo que ya es”.
Nataly Hidd, una funcionaria de 32 años, también dijo que estaba “aterrorizada por lo que pueda pasar con su país después de la votación” y que estaba segura de que “habrá protestas de una forma u otra”.
Nicolás Julio, un estudiante de 21 años, está “perdido”. No confía en “ninguno de los dos” y de camino al colegio electoral no sabe qué candidato es el “mal menor”.
Con AFP
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