La exitosa app quiere conciliar juventud y política. Pero reduce al votante a un consumidor que selecciona propuestas sin confrontarlas con intereses ajenos a los suyos.

Elyze es la nueva aplicación política de la que todo el mundo habla. Promete revitalizar la participación ciudadana en el proceso democrático a través de su enfoque gamificado, personalizado e interactivo de la política. El principio es simple: la aplicación debe reconocer mejor las preferencias de los votantes comparándolas con las sugerencias de los programas de los candidatos y así poder determinar la supuesta proximidad a uno o más candidatos. Basándose en el éxito de las aplicaciones de citas, te ofrece encontrar un “alma gemela” en la política. El enfoque es atractivo. Su objetivo es conseguir que los jóvenes voten para luchar contra el récord de abstención que se avecina en este segmento de la población. ¿Solo puede tener éxito donde luchan nuestras instituciones?

Obviamente no. Sin embargo, tal enfoque y el interés político asociado no pueden descartarse de plano. Si bien puede entenderse como un intento de “reencantar” la democracia, también es un síntoma de las dificultades por las que atraviesa, en particular su capacidad para hacer que los ciudadanos se sientan bien representados e incluidos en los procesos democráticos.

Una especie de encuesta “salvaje”

Elyze nos recuerda que las tecnologías no se consideran n…