Publicado el 23 de octubre de 2019 a las 9:51 am
Después de cinco días de violentos disturbios, Sebastián Piñera ha iniciado un cambio político que es tan espectacular como esperaba el pueblo chileno.
Tras reunirse con algunos miembros de la oposición, el jefe de Estado admitió que no previó el estallido social provocado por el alza de los precios del transporte público. “Reconozco esta falta de visión y pido disculpas a mis compatriotas”, dijo, rompiendo radicalmente con su línea. El domingo, el presidente aún creía que Chile estaba “en guerra contra un enemigo poderoso”.
Sebastián Piñera también reveló los lineamientos de un programa más social que se anunciará próximamente. Los primeros elementos incluyen aumentar la pensión mínima en un 20% y congelar los precios de la electricidad.
Más de 2.500 detenciones
Queda por ver si esto será suficiente para calmar la ira social derivada de la subida del billete del metro, pero cuyas raíces parecen ser mucho más profundas, en particular hacia las desigualdades socioeconómicas.
Si bien algunas manifestaciones fueron pacíficas, otras se convirtieron en disturbios. El martes, el número de muertos subió a 15: según los fiscales, cuatro personas murieron por disparos de la policía y 11 por incendios y saqueos, principalmente de centros comerciales. También según las autoridades, 239 civiles y una cincuentena de policías y militares resultaron heridos y 2.643 personas detenidas.
Cerca de 20.000 policías y soldados siguen estacionados en territorio chileno, donde la capital y nueve de las 16 regiones se encuentran bajo estado de emergencia. Esta es la primera vez desde el final de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) que los soldados patrullan las calles.
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