El domingo estallaron incidentes entre policías y manifestantes en Santiago durante una marcha para conmemorar a las víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet en el 50 aniversario del golpe que llevó al general chileno al poder.

El presidente izquierdista Gabriel Boric se unió brevemente a la procesión de varios miles de personas, 5.000 según el gobierno. Es el primer jefe de Estado chileno que participa en una marcha de este tipo desde el fin de la dictadura en 1990.

Sin embargo, los manifestantes arrojaron piedras contra el palacio presidencial. Rompieron barreras de seguridad y dañaron el acceso a un centro cultural ubicado en el edificio.

También hubo enfrentamientos con la policía en otras partes de la ciudad; A lo largo del desfile, algunos manifestantes lanzaron cócteles molotov y levantaron barricadas en llamas.

En el cementerio, donde hay un monumento a las víctimas del régimen de Pinochet, algunos mausoleos resultaron dañados, incluido el de un senador de derecha.

“Como Presidente de la República condeno categóricamente estos hechos (…) Es deleznable la irracionalidad de atacar aquello por lo que lucharon Allende y tantos otros demócratas”.respondió el presidente Gabril Boric en su red social.

Según el gobierno, tres policías resultaron heridos y tres personas fueron detenidas.

La mayoría de los participantes en la marcha portaban banderas chilenas y coreaban consignas como “¡Verdad y justicia ahora!” y “Allende vive”, pero marcharon pacíficamente.

“Con esta marcha recordamos que la democracia fue rota en Chile en 1973 y que seguimos luchando para preservarla y fortalecerla”, dijo Luis Pontigo, de 72 años, un maestro jubilado.

Por la mañana, Gabriel Boric inauguró una exposición en memoria de Salvador Allende en el palacio presidencial de La Moneda.

Una inauguración que tuvo lugar en presencia de familiares del fallecido líder socialista.

El golpe

El 11 de septiembre de 1973, el general Pinochet derrocó al presidente Salvador Allende. Luego de un discurso radial, el presidente, que en ese momento llevaba tres años en el poder, se atrincheró en el palacio presidencial de La Moneda y se suicidó con disparos de ametralladora. Siguió una dictadura sangrienta, oficialmente responsable de 3.200 asesinatos y desapariciones.

La junta militar impone el estado de sitio en todo el país y disuelve los partidos políticos. En los días siguientes, 45.000 personas sospechosas de tener simpatías marxistas fueron detenidas y concentradas en el estadio de Santiago. 200.000 chilenos se sienten amenazados y por ello se exilian.

Pasaría un cuarto de siglo antes de que Augusto Pinochet fuera acusado de crímenes contra la humanidad.

Fuentes adicionales • AFP,EFE,AP