proyecto final presentado al presidente, referéndum en septiembre

La Asamblea Constituyente de Chile entregó este lunes al presidente Gabriel Boric el proyecto final de una nueva constitución, resultado de un año de trabajo iniciado tras el levantamiento social de 2019, que aún debe ser aprobada en referéndum en septiembre.

“Debemos estar orgullosos de que en el momento de la crisis más profunda (…) que nuestro país ha conocido durante décadas, los chilenos hayan optado por más democracia y no por menos”, dijo el presidente Boric tras recibir el texto en un acto oficial en el Parlamento en Santiago.

El presidente de izquierda firmó de inmediato un decreto convocando a referéndum para el 4 de septiembre. En este voto obligatorio, 15 millones de chilenos tienen que decir si aceptan (“Apruebo”) o rechazan (“Rechazo”) la nueva constitución.

“Una vez más el pueblo tendrá la última palabra sobre su destino. Estamos iniciando una nueva etapa”, dijo el jefe de Estado.

La decisión de redactar una nueva constitución fue aprobada por los chilenos en un referéndum no obligatorio en octubre de 2020 (78%). Pinochet (1973-1990), sigue vigente.

En el proceso de entrega del texto, la Asamblea Constituyente, integrada por 154 ciudadanos independientes o partidos políticos, fue disuelta apenas un año después de haber iniciado sus funciones, el 4 de julio de 2021.

– “Se paciente” –

Visto como una salida a la crisis política del levantamiento de 2019 por más igualdad social, el proyecto constitucional en sus 388 artículos ordena nuevos derechos sociales, principales demandas de los manifestantes.

En el artículo 1, Chile se define en particular como un “Estado de derecho social y democrático”, “plurinacional, intercultural y ecológico” y “su democracia es igualitaria”.

Durante un año, los debates fueron animados en la Asamblea Constituyente, donde los independientes eran los más numerosos con 104 escaños y los representantes de la derecha no tenían mayoría de bloqueo. Se requieren dos tercios de los votos para que se adopten los artículos.

Durante la ceremonia, los partidarios de la reforma constitucional desplegaron banderas de Chile y Mapuche (la mayoría de los pueblos indígenas de Chile) frente al Parlamento, acompañadas de canciones de la época de la lucha contra la dictadura.

“Es un trabajo muy largo, hay que tener paciencia y esperar. Son las nuevas generaciones las que recogerán los frutos de todo esto”, dijo a la AFP Diana Díaz, una jubilada de 75 años, con la bandera de Chile en la mano.

Los largos meses de trabajo también estuvieron marcados por la difusión de una gran cantidad de información sobre los artículos en discusión en las redes sociales.

“Los invito a debatir intensamente sobre los alcances del texto, pero no sobre mentiras, tergiversaciones o interpretaciones catastróficas y desconectadas de la realidad”, exigió el jefe de Estado cuando este miércoles inicie la campaña electoral para el referéndum.

En las últimas semanas, el joven presidente de izquierda ha reiterado su apoyo al proyecto de constitución, al considerar que la actual, aprobada en 1980 en medio de un régimen militar y limitando al máximo la intervención del Estado, representa un “obstáculo”. a cualquier reforma social fundamental.

– “Campaña muy polarizada” –

También se reservaron diecisiete escaños en la Asamblea Constituyente para representantes de los pueblos indígenas chilenos, incluidos los mapuches, en igualdad de condiciones. Para la abogada mapuche Natividad Llanquileo, quien resultó electa a la asamblea, el juicio representó “el espacio más democrático que hemos conocido en la historia de este país”.

Sin embargo, a dos meses del referéndum, muchas encuestas apuntan a que el lateral derecho “No” (Rechazo) podría ganar.

Sin embargo, algunos chilenos admiten que no tienen una opinión definitiva sobre el texto, que ahora será difundido íntegro.

“Definitivamente va a ser una campaña muy polarizada”, pero “un poco más centrada en el contenido”, predice Claudio Fuentes, politólogo de la Universidad Diego Portales.

“Los partidarios de +sí+ tienen que convencer de que el texto cambiará realmente la vida de la gente, mientras que los de +no+ tienen que ganarse a sectores más moderados detrás de ellos”, resume.

Alfredo Arjona

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