Extremistas de derecha han sido comisionados para reescribir la constitución chilena

¿Será el segundo intento el correcto? A partir de este miércoles 7 de mayo, el nuevo Consejo Constitucional se reunirá en Santiago para reescribir la Carta Magna, la constitución de Chile, luego de que un anterior proyecto de izquierda fuera rechazado en referéndum. ¡Esta vez son los herederos de Pinochet quienes toman las decisiones! De hecho, el nuevo Consejo Constitucional de unos cincuenta miembros, que será elegido por sufragio universal a principios de mayo, estará dominado por la extrema derecha, que salió victoriosa con el 35% de los votos. El Partido Republicano, formación ultraconservadora y neoliberal liderada por José Antonio Kast, hizo campaña para oponerse al gobierno de izquierda y a su jovencísimo presidente, Gabriel Boric, elegido en 2022. La receta funcionó: los votantes sancionaron a la izquierda. Y así, tremendamente paradójicamente, la extrema derecha está al frente de un proyecto de constitución destinado a enterrar la memoria de la dictadura.

El futuro texto será sometido a votación de los chilenos en diciembre

Con esta votación, los chilenos demostraron que están hartos del proceso constitucional. Desde hace años -desde 2016 y un primer intento fallido bajo el gobierno socialista de Michelle Bachelet-, Chile batalla con la idea de cambiar la Ley Fundamental. Hasta ahora sin éxito. Otro destaque: la campaña estuvo totalmente parasitada por temas ajenos a la reforma constitucional: inmigración, delincuencia… y todo por iniciativa de la derecha y la extrema derecha. . El Partido Republicano nunca quiso estar de acuerdo con la idea de una nueva constitución. Pero hoy sus representantes tienen que llegar al fondo del asunto y arremangarse. Sin embargo, el Consejo no se encuentra en una hoja en blanco: un comité de expertos encargado por el Parlamento ha estado trabajando desde principios de año en la redacción de un texto que ahora necesita ser completado, discutido y modificado antes de que pueda ser presentado a los chilenos para un referéndum en Chile el próximo diciembre.

¿Era el proyecto de izquierda demasiado radical?

Cuando se consultó a los chilenos por última vez, no terminó bien. Esto ya sucedió en un referéndum el pasado mes de octubre. Resultado: ¡gran victoria nula para la nueva constitución con el 62% de los votantes! El proyecto era muy diferente pues era entonces obra de una asamblea constituyente elegida tras la gran ola de manifestaciones sociales de 2019. La nueva constitución que surgió de estos debates debe ser muy progresista en muchas áreas: derechos sociales, educación, igualdad de género, lugar de los pueblos indígenas. Un texto fuertemente de izquierda, pero probablemente demasiado radical para convencer a la mayoría de los chilenos. Por ello, esta vez, antes de la elección de los miembros del Consejo Constitucional, el Parlamento ha establecido una serie de principios. El Consejo tendrá que cumplirlo. Queda por ver cómo le irá a la extrema derecha, que tiene la mayoría de los escaños.

¿En camino a una alianza de la derecha para endurecer la constitución?

Varios escenarios posibles: El primero sería un texto mínimo que registraría los cambios más consensuados e integraría un cierto número de compromisos. Esto significaría que la extrema derecha habría aprendido las lecciones del fracaso de la izquierda en el último referéndum y no correría el riesgo de dividir demasiado a la sociedad chilena. Segundo escenario: la extrema derecha y la derecha mayoritaria forman una alianza, dándoles a ambos una mayoría de dos tercios en el consejo, y escriben su propia constitución, que es mucho más conservadora y, en última instancia, podría ser más dura que la constitución actual de Pinochet. Finalmente, la tercera hipótesis: en el referéndum de diciembre próximo, los chilenos volverán a decir que no. Otro fracaso. Sin duda, esto significaría el final de los planes para una nueva constitución, al menos por un tiempo. Mantener el principio de los años de Pinochet aparecería entonces como un mal menor para este país que, a diferencia de Brasil o Argentina, no cambió su constitución al final de la dictadura y que todavía hoy lucha con este lado oscuro de su historia.

Augusto Bojorquez

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