En un comunicado de prensa, del que publicamos extractos, la Federación del Partido Comunista Francés de Alto Marne recuerda los acontecimientos de 1973 en Chile.
“Era el 11 de septiembre. Los aviones, distraídos de su tarea principal, aterrizan en la ciudad apenas despierta y destruyen edificios públicos habitados por trabajadores. Todo ello con el objetivo de derrocar un odiado sistema político. Era el 11 de septiembre de 1973. En Nueva York no, no. En Santiago de Chile.
Hace 50 años, la burguesía chilena, con el apoyo de la burguesía estadounidense, puso a Augusto Pinochet y sus secuaces a la cabeza del Estado a través de la CIA y Henry Kissinger (¡Premio Nobel de la Paz ese mismo año!). Bajo las botas del fascismo, Chile se convertiría en un laboratorio del ultraliberalismo.
Pronto los trabajadores estadounidenses y británicos también experimentarían un largo descenso a los infiernos con sus clones Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Los planes de austeridad del FMI se ocuparán entonces de los países en desarrollo antes de que la Troika (UE, FMI, Comisión Europea) obligue al gobierno griego a ceder.
“iliberalismo”
Autoritarismo y capitalismo siempre han ido de la mano y la burguesía siempre preferirá a “Hitler al Frente Popular”. Los ejemplos de nuevos términos como “iliberalismo” en Hungría y Turquía están aumentando a nuestro alrededor.
El antiliberalismo conduce al respeto formal por las elecciones y las instituciones, pero a la desconfianza en otros aspectos de la democracia. En la Francia actual asistimos a un aumento vertiginoso de los precios de la energía, a una inflación global estimada por el INSEE en un 5% (sólo para 2023), a un aumento del coste de vida de los estudiantes del 6,5% y a un aumento del material escolar de alrededor del 10%. En los territorios de ultramar la situación es mucho peor (en Mayotte hay 300.000). [Français] Son [privés] ¡agua corriente dos de cada tres días!). “Al mismo tiempo”, el gobierno despreció a los ciudadanos y al parlamento durante la sucesión de jubilaciones del 49,3 por ciento, se negó a aumentar los salarios y contó con un representante sindical (Sébastien Menesplier, secretario general de la asociación Mine Énergies de la CGT). ¿Dijiste iliberalismo? |…]»
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