(Adnkronos/Labitalia) – El índice anual 2021 del IPC (Índice de Percepción de la Corrupción) publicado por Trasparency International Italia mostró un salto de 3 puntos hacia adelante que nuestro país registró del 53 al 56. En comparación con 2012, es decir, cuando entró en vigor la Ley Severino, Italia ha mejorado 10 posiciones en el ranking, pasando del puesto 52 al 42. Esta es una señal positiva de una mayor confianza en nuestro país, que tiene un largo camino por recorrer antes de que la corrupción se convierta en una preocupación secundaria. Baste decir que la corrupción le cuesta a Italia unos 237.000 millones de dólares al año, según el Rand Center. Un número que corre el riesgo de verse impulsado aún más por los recursos extraordinarios que se han dedicado a reactivar la economía de nuestro país a raíz de la pandemia. Así lo destacó un dossier preparado por Csel (Centro de Estudios de Autoridades Locales) para Adnkronos. ¿Nos estamos moviendo lo suficientemente rápido para evitar esto? Ciertamente – enfatiza Csel – hay señales positivas, como el memorando de entendimiento firmado por la Anac y la Guardia di Finanza, que se centra en la cooperación en temas como la prevención de la corrupción en la administración pública, el control del cumplimiento público, la transparencia , no -Investigaciones de transmisibilidad e Incompatibilidad de despachos y controles en materia de contratación pública. Sin embargo, algunos retrasos son preocupantes -advierte Csel- como el de la implementación de la Directiva de la UE 2019/37 sobre denuncias, cuyo plazo expiró el 7 de diciembre del año pasado, y que es una condición fundamental para la integración y modificación de lo que está ya prevista es la ley del 30 de noviembre de 2017, nº 179. La urgencia de fortalecer esta herramienta y tranquilizar a quienes pretenden utilizarla también se evidencia en las observaciones del Centro de Estudios para las Autoridades Locales, que destacó que entre 2018 y 2021 vio una preocupante caída del 45% en el número de delitos denunciados a la agencia nacional anticorrupción. Pero, ¿qué es el IPC? “Es una herramienta utilizada en 180 países para medir las percepciones de corrupción en el sector público y esta evaluación se basa en 13 herramientas analíticas a las que hay que sumar encuestas realizadas por expertos en la materia. La metodología utilizada se modifica parcialmente cada año con el fin de tener datos cada vez más confiables en relación a los diferentes países estudiados.El resultado obtenido del uso de estas herramientas permite asignar a cada país un puntaje relacionado con la efectividad, que cada sistema nacional adopta para combatir, pero sobre todo para prevenir la corrupción”, aclara Csel. En general, aparte de nuestro desempeño, los resultados del IPC 2021 son esencialmente estacionarios en comparación con los de 2020, con un puntaje promedio global muy bajo de 43/100 y dos tercios de los países por debajo del umbral de 50/100. En lo más alto del podio se encuentran Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda con 88 puntos, mientras que los tres últimos puestos del ranking los ocupan Somalia y Siria con 13 puntos y Sudán del Sur con 11 puntos. El último de los países de la UE es Bulgaria con 42 puntos, en contraste con los países del norte de Europa que, por otro lado, tienen una larga historia de ser los mejores en su clase en la detección de percepciones de corrupción. Reino Unido y Estados Unidos también obtuvieron mejores resultados que Italia, que fue superada, por ejemplo, por Emiratos Árabes Unidos, Taiwán, Chile, Qatar, Cabo Verde, Costa Rica y Eslovenia, y empató en la misma puntuación que Polonia y la isla. de Santa Lucía.
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