Chile, donde vive el planeta

Enormes tierras al pie de la cordillera, un paisaje fértil con viñedos, trigales, alfalfa y maravillas.” Como esto isabel allende describió un vistazo de su país. Chile es una revelación constante, misteriosa y llena de magia. La tierra del vértigo andino, la árida quietud de Atacama, la enigmática Isla de Pascua y las aventuras de Robinson Crusoe que tuvo lugar en un pequeño atolón a 700 km de la costa, ancor más remoto que la Patagonia, el punto más lejano de Chile, “el fin del mundo”, a tiro de piedra de la Antártida. Los números de esta tierra sin fronteras son para enciclopedias: una extensión de más de 4.300 kilómetros y apenas 180 de ancho, encajada entre el Océano Pacífico a la izquierda y los Andes a la derecha, la más larga del mundo, que alberga el parque nacional más grande de toda Sudamérica y algunas de las cumbres más famosas y legendarias para los montañeros. Naturaleza virgen y salvaje, pero también un pasado por contar, desde la antigüedad precolombina hasta la historia contemporánea. Chile fue un país latinoamericano doblegado por la dictadura, hoy libre y colorido como los colores de sus interminables extensiones, medidas hasta donde alcanza la vista.

El norte y el desierto florido de Atacama

En el norte del país se encuentra una de las zonas más inhóspitas del planeta, la Desierto en Atacama. Ubicado en una meseta a 4.000 metros sobre el nivel del mar, este vasto “vacío” es el más árido del mundo, entre salinas, géiseres y lagunas de un azul profundo donde se detienen colonias de flamencos rosados, protagonistas de un escenario casi surrealista. A pesar de las características lunares, aquí también ocurre un fenómeno muy raro, una floración sorprendente que colorea el paisaje como un encanto. Atacama también es conocida por sus culturas ancestrales, leyendas entrelazadas con los postulados de la astrofísica. De hecho, las tierras baldías albergan numerosos observatorios astronómicos, destinos para científicos, Aficionados al astroturismo, sino también por románticos acérrimos amantes de las estrellas. Los fotógrafos y otros no se pierdan el pueblo. San Pedro cerca de Atacamatambién conocido como “el oasis“, Uno de los lugares más hermosos para capturar paisajes extraordinarios. Tampoco debe pasarse por alto Chuquicamatala mina de cobre a cielo abierto más grande del mundo, y para ser admirada al menos desde la distanciaojos saladosel volcán más alto de la tierra a 6.891 metros sobre el nivel del mar.

Ciudades, espíritu bohemio

Tras el silencio del norte, descendemos hacia el sur Santiago de chile, la capital coronada por la sierra. Los Andes en particular hacen que el horizonte de rascacielos y edificios coloniales sea atmosférico, una mezcla de cultura local, colonialismo y la modernidad de una ciudad contemporánea. El punto de encuentro se mantiene en el corazón del casco antiguo, un la plaza de Armas donde se encuentra la icónica catedral neoclásica. Aquí puedes pasear entre palmeras, artistas callejeros y jugadores de ajedrez. No ser extrañado La Chasconala casa-museo de Pablo Neruda, Il Museo Nacional de Bellas Artes, ese Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Santiago, dedicado a las victimas de la dictadura pinochet, y el gran parque urbano de Santiago, accesible por funicular. Este espacio verde se extiende a lo largo de la colina desde San Cristóbal desde donde se puede disfrutar de una magnífica panorámica. Para descubrir la cultura chilena entre el arte y la gastronomía, también haz paradas en Valparaíso. Esta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO tiene vista al Océano Pacífico y descansa sobre las colinas, creando un pintoresco plan urbano. Ha sido inspiración de poetas y escritores y es fácil entender por qué: una arquitectura alocada de casas coloridas y un espíritu bohemio flotando por las calles estrechas y subiendo interminables escalones que conducen a través de un verdadero laberinto urbano. No pierdas la oportunidad de seguir subiendo colina para disfrutar de una espectacular vista al mar y hacer una escala Sebastiánla casa en forma de barco construida por Pablo Neruda.

Chile, aventura salvaje

el patagonia chilena es en todos los sentidos el “fin del mundo”, especialmente para los amantes de la naturaleza: el punto más extremo de América Latina es la apoteosis de la creación. Aquí vive el planeta, diciéndose en la potencia de las cascadas, en la quietud de la tierra sin límites, en el verde luminoso de los prados surcados por caballos al galope, y en las formas majestuosas de las montañas tan afiladas que apenas parecen modeladas por los elementos. Un viaje a la región más extrema de Chile es pura aventurauno deese las zonas más salvajes del mundo para hacer trekking, rafting y muchas actividades al aire libre, incluida la pesca deportiva en arroyos o en lagos de aguas cristalinas que reflejan la pureza del cielo. Y justo en esto”El fin de la tierra“Esta encendido parque Nacional Torres del Paine, uno de los lugares más espectaculares de toda Sudamérica, según algunos la octava maravilla del mundo. Reserva de la Biosfera de la Unesco, es un paraíso para montañeros de todo el mundo: un paisaje glaciar que se extiende hasta donde alcanza la vista y atrae la mirada hacia el icónico Torres, los pilares de granito que se elevan a más de 2.000 metros sobre la estepa patagónica. El pueblo que sirve de punto de partida para visitar el parque es puerto natalesa 120 km del santuario: Calcular distancias y planificar minuciosamente los recorridos es una obligación en el país chileno, por eso turisanda ofrece las experiencias más hermosas para vivir plenamente cada segundo del viaje, así como soluciones exclusivas para su estadía.

Desde el techo del mundo hasta los confines del Océano Pacífico, ¿por qué Explora Chile es una aventura completa como llegarisla de Pascua, uno de los destinos turísticos más impresionantes, ¡a 3.600 km del continente! Tan lejano que parece una realidad imaginaria, este pequeño país del Pacífico Sur es uno de los más misteriosos del mundo: aquí están las celebridades moái, más de 900 estatuas de piedra de más de 10 metros de altura que representan rostros, retratos colosales de una antigua cultura indígena que eligió esta isla dispersa en los albores de la civilización. Este es uno de los tantos misterios de Chile, o tal vez sería mejor decir los hechizos que lo cuentan sin revelarlo nunca del todo.

Luis Aro

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