Los partidos de izquierda, que querían reescribir fundamentalmente la constitución chilena heredada de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990), superaron a la derecha conservadora el domingo por la noche, pero los partidos independientes se impusieron en la votación al nombrar a los redactores del nueva constitución.
Las dos listas, que aglutinan a candidatos de centroizquierda al Partido Comunista que quieren proponer un nuevo modelo de país con varios derechos sociales garantizados como la educación, la sanidad o la vivienda, obtienen el 33% de los votos tras el recuento de 64 % de las papeletas.
Con el 21% de los votos, la derecha en el poder, que defiende el actual sistema que habría favorecido el crecimiento económico del país, no tiene control sobre las decisiones de la Asamblea Constituyente, que estará compuesta por 155 miembros electos por igual, de de los cuales 17 son escaños reservados para los 10 pueblos indígenas.
Candidatos independientes -actores, escritores, profesores, trabajadores sociales, abogados- muchos de los cuales habían participado en el mayor levantamiento social en décadas comenzaron en octubre de 2019 a exigir una sociedad más justa, desbancando a los partidos tradicionales y apoyando al resto de la arrancada de votos. . .
Según Marcelo Mella, politólogo de la Universidad de Santiago, “la mayoría son [des candidats indépendants] son forastero, sin afiliación partidista y crítica a los partidos tradicionales”.
A pesar de la falta de encuestas y de las difíciles previsiones electorales, ningún analista esperaba semejante represión a los candidatos independientes ni el mal resultado de la derecha en el poder, unida a la ultraderecha en una sola lista, en las próximas elecciones presidenciales de noviembre.
Los resultados muestran claramente “que la fuerza electoral de los independientes es mucho mayor de lo que se pensaba y eso confirma que la ciudadanía está harta de los partidos tradicionales”, estima Mireya Dávila, del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.
Según ella, “El sistema político se está reconfigurando, hay aires de cambio en Chile, pero también es complejo porque habrá que negociar con cada uno de los independientes y tratar cada una de sus posiciones dentro de la ‘constituyente’. montaje”.
Daniel Jadue, candidato presidencial del Partido Comunista, se regocijó de que “han triunfado los sectores que quieren transformar el país”.
«señales»
Otra lección importante aprendida de esta votación, que duró dos días debido a la epidemia de coronavirus: la insatisfacción de los votantes, de los cuales solo el 37% se movió durante los dos días de votación. La participación fue del 20,44% de los 14,9 millones registrados al cierre de la jornada del sábado, según el Servicio Electoral.
Javier Macaya, líder de la Unión Democrática Independiente (UDI), el principal partido de derecha de Chile, dijo que el país ha “enviado una señal que debemos escuchar. Los votantes han descuidado los bloques políticos tradicionales”.
Heraldo Muñoz, candidato del Partido Progresista por la Democracia (PPD), consideró que “la fuerza de los independientes es inesperada y le da una lección a la clase política”.
Reescribir la constitución fue una de las demandas que surgieron del violento levantamiento social de octubre de 2019. Reemplazará al diseñado en 1980 bajo el régimen militar de Augusto Pinochet.
La modificación de la Ley Básica actual, que restringe severamente la acción del Estado y fomenta la actividad privada en todas las áreas, especialmente en educación, salud y pensiones, es vista como la eliminación de un gran obstáculo para reformas sociales profundas en uno de los países más desiguales de América Latina.
Según las encuestas, más del 60% de los chilenos cree que esta constitución ha creado un sistema que solo beneficia a unos pocos privilegiados.
Guillermo Guzmán, arquitecto de 57 años, explicó que “vino (a la votación) con la esperanza de generar un cambio para el país”. “Para que podamos construir una nueva constitución, muy alejada de la que nos dejó la dictadura”.
Este proceso electoral es también el primero en el mundo en el que se elige una asamblea constituyente equitativamente con igual número de hombres y mujeres.
La nueva constitución tiene nueve meses para redactarse y solo puede renovarse una vez por otros tres meses. Debe ser aprobado o rechazado por referéndum obligatorio en 2022.
Es como si realmente empezáramos a deshacernos de “Pinocho”. [le surnom donné à Pinochet par ses détracteurs], su sombra, su legado, todo
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