Desde febrero, cuando las obras llegaron al punto más alto del edificio, la torre se ha convertido en un hito evidente en el panorama de la capital chilena, junto a la Virgen del Monte San Cristóbal y la Torre Entel.

Diseñado por el arquitecto argentino César Pelli, que ya proyectó las Torres Petronas de Kuala Lumpur, que en Malasia alcanzan más de 450 metros de altura, el edificio tiene 70 pisos de altura en el corazón del centro de negocios de Santiago, a veces apodado “Sanhattan”. ciudad al pie de los Andes que está experimentando rápidos cambios.

La torre contará con 41 ascensores presurizados y más de 5.500 plazas de aparcamiento. Un megacentro comercial adyacente al edificio ya abrió sus puertas y se espera que otros cuatro edificios que albergan hoteles y oficinas de lujo completen el proyecto.

Un edificio “neutral”

Este edificio moderno, alargado, totalmente acristalado y con un cilindro separado en la parte superior también es “bastante neutral”, explica el arquitecto Luis Eduardo Bresacini, presidente del Colegio de Arquitectos de Chile.

“Desde el punto de vista arquitectónico es un edificio interesante. “Es un edificio hermoso”, admite el arquitecto y urbanista Julio Hurtado, uno de los opositores al proyecto.

Según los promotores del proyecto, los cimientos sismorresistentes de la torre garantizan su sostenibilidad en una zona propensa a terremotos.

Se construirán un total de 700.000 m2 sobre una superficie de 47.000 m2, en una zona ya de por sí transitada y congestionada que ha provocado la ira de algunos urbanistas y colectivos ciudadanos.

“Estamos hablando de un 5% de la población de la ciudad (6 millones de habitantes, ndr) que se desplaza en espacios muy reducidos. El caos resultante será un modelo de considerable importancia”, advierte Hustado.

La “Torre Eiffel de Santiago”

Entre sus creadores, el proyecto es retratado alternativamente como “el éxito comercial y arquitectónico más impresionante de Santiago” o como un “símbolo de desarrollo” en Chile después de que la crisis de 2009 paralizara el proyecto durante diez meses.

El empresario alemán Horst Paulman, que dirige el grupo de ventas Cencosud detrás del proyecto multimillonario, enfatiza que el Costanera Center será para Santiago lo que la Torre Eiffel es para París: un símbolo indisolublemente ligado a la ciudad.

Pero para sus críticos, este megaproyecto a lo largo del río Mapocho ciertamente ilustra una situación económica extraordinaria para Chile, pero también representa un capitalismo victorioso que se produjo a expensas de algunas de las mayores desigualdades sociales del mundo.

En 2011, Chile -cuya economía depende en gran medida de sus recursos naturales- se ubicó como el país con mayor desigualdad de ingresos entre los 34 miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Según el gobierno chileno, el 10% más rico de la población gana 35 veces más que el 10% más pobre, mientras que el ratio promedio en la OCDE es de nueve.

“Es un símbolo del desarrollo de la riqueza que es visible en Chile pero que no se puede compartir, así como de un país que está a las puertas de un desarrollo con contradicciones brutales”, asegura a la AFP Julio Hurtado.

“Hay pocos lugares en el mundo donde la élite sea tan egocéntrica”, afirma, reflejando la frustración de muchos de los que fueron excluidos del milagro económico de Chile.

Pero la torre gigante ya proyecta su sombra sobre el centro de la ciudad y su construcción está prevista para dentro de unos meses, a finales de abril de 2013.