De hecho, más de seis de cada diez chilenos rechazaron este nuevo texto, que pretendía ser más unitario, feminista, ecológico y social. Un texto redactado durante más de un año por una asamblea conjunta de 154 ciudadanos.
Sin embargo, este “no” no significa definitivamente el “fin” de un episodio sin precedentes surgido de las grandes manifestaciones contra la desigualdad social en Chile en 2019. De hecho, el presidente de izquierda Gabriel Boric (36), elegido en diciembre pasado, anunció su intención inmediatamente después de conocerse los resultados. “Construyendo un Nuevo Proceso Constitucional”.
El legado de Pinochet
A raíz de los grandes movimientos de protesta social de 2019, un primer referéndum en octubre de 2020 pidió la redacción de una nueva ley básica (79%) que borraría la sombra de Pinochet sobre un Chile ultraliberal.
Pero los miembros de la Asamblea Constituyente creada para redactar el proyecto propuesto en el referéndum de este domingo claramente han sacudido demasiado el conservadurismo de una mayoría de chilenos. Este texto pretendía en particular equilibrar una sociedad con fuertes desigualdades sociales proponiendo garantizar el derecho a la educación, a la salud pública, a una pensión… También se trataba de incluir o reconocer en la Constitución el derecho al aborto para los pueblos indígenas.
El proyecto chileno también ha sido examinado de cerca por sus vecinos. Este texto fue rechazado masivamente en el norte (afectado por el flujo migratorio procedente de Venezuela) y en el sur (conflictos con los movimientos radicales mapuche por los derechos a la tierra). Los heterogéneos movimientos opuestos a esta nueva constitución parecen haber votado “no” para oponerse a cualquier nueva enmienda que, en su opinión, podría poner en peligro sus – magros – logros actuales.
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