“Este es quizás, y no tengo por qué ocultarlo, uno de los momentos políticamente más difíciles que estoy pasando”, dijo Gabriel Boric, quien está en el poder desde el 11 de marzo. El presidente chileno llevó a cabo una importante remodelación ministerial el martes, dos días después del rechazo masivo a una nueva constitución que apoyaba.
Los ministros del Interior, Sanidad, Ciencia, Energía y el secretario general de la Presidencia han sido sustituidos, para algunos, por figuras más centristas como Carolina Toha, secretaria del Interior, y Ana Lya Uriarte, encargada de relaciones entre el ejecutivo estadounidense y el parlamento en la secretaría general. Ambos fueron ministros de los gobiernos de la expresidenta de izquierda Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018). Esta reorganización tiene como objetivo “traer más cohesión” al gobierno.
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Carolina Toha asume el cargo clave de ministra del Interior que antes ocupaba su padre José Toha bajo el gobierno socialista de Salvador Allende (1970-1973), en sustitución de Izkia Siches, quien ha sido criticada por la crítica.
Giorgio Jackson, íntimo amigo del presidente Boric desde las bancas universitarias, pasa de la Secretaría General de la Presidencia al Ministerio de Desarrollo Social, que deja Jeanette Vega tras una polémica por un llamado al líder de un grupo radical indígena mapuche , Héctor Llaitul, ahora detenido. En Salud, Begoña Yarza, quien ha sido criticada por su gestión de la pandemia, será sustituida por Ximena Aguilera.
A pesar de estos cambios, las mujeres siguen estando bien representadas en su nuevo gobierno -prometió la paridad cuando fue elegido- con quince mujeres y nueve hombres.
Choques entre policías y estudiantes
Cerca del Palacio Presidencial en La Moneda, donde se anunció la reorganización, algunos incidentes marcaron una reunión de estudiantes universitarios y secundarios, con la policía antidisturbios utilizando gases lacrimógenos y cañones de agua.
“¡Y caerá, y caerá, la constitución de Pinochet!” o incluso “¡Hay dinero para la policía, pero no para los estudios!”, coreaban los manifestantes, que reclamaban más recursos para la educación.
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Los chilenos rechazaron este domingo con un 61,9 % la propuesta de una nueva constitución destinada a reemplazar la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Debe introducir nuevos derechos sociales, particularmente en las áreas de educación, salud y vivienda, reconociendo los derechos de los pueblos indígenas e incluso el derecho al aborto.
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