Santa Teresa de los Andes, el Evangelio Encarnado

Santa Teresa de los Andes nació el 13 de julio de 1900 en Chile con el nombre de Juana Enriqueta Josefina de los Sagrados Corazones Fernández Solar. Tuvo cinco hermanos y fue bautizada en Santiago con el nombre de Juana Enriqueta Josefina de los Sagrados Corazones Fernández Solar.

Desde pequeña vivió su fe en casa y en la escuela. No es de extrañar, por tanto, que a los catorce años decidiera consagrarse a Dios como Carmelita Descalza. Sin embargo, no ingresó al Convento del Espíritu Santo de Los Andes hasta el 7 de mayo de 1919. Unos meses después comenzó a vestir el hábito carmelita y cambió su nombre por el de Teresa de Jesús.

Santa Teresa de los Andes (Wikimedia Commons)

Un mes antes de su muerte, habló con su confesor y le dijo que el mismo Jesús le había revelado que pronto moriría. Sin embargo, vivió con alegría y serenidad, confiando plenamente en Dios.

La novicia contrajo tifus, lo que le provocó un gran sufrimiento físico. Su sufrimiento terminó el 12 de abril de 1920, día en que murió después de recibir los sacramentos. Le llevó algunos meses más completar su noviciado, aunque había hecho su profesión religiosa “in articulo mortis” una semana antes de su muerte.

Una vida llena de amor

La vida de la joven es tranquila y sin acontecimientos extraordinarios. EL biografía El estudio vaticano explica que su santidad reside en el hecho de que “Dios la hizo experimentar su presencia, la cautivó con su conocimiento y la hizo suya mediante las exigencias de la cruz. Desde que lo conoció, lo amó; y ella lo amaba”.

Su carácter era en muchos sentidos contrario al espíritu del evangelio. Pero en algún momento “se miró con ojos sinceros y sabios y comprendió que para pertenecer a Dios había que morir a uno mismo y a todo lo que no le pertenecía”.

Se dice que “la santidad de su vida brilló en su accionar diario y en los ambientes en los que se desarrolló su vida”. Ella trató de expresarse con amor a su familia, en sus estudios, con sus amigos y con todos los que conocía. dedicar.

Al llegar al Carmelo encontró “el canal para derramar más eficazmente el torrente de vida que quería dar a la Iglesia de Cristo”.

Juan Pablo II celebró su beatificación el 3 de abril de 1987 en Santiago de Chile. Unos años más tarde, en 1993, Santa Teresa de los Andes fue canonizada en el Vaticano.

Augusto Bojorquez

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