Es un chubasco de agua fría para la izquierda chilena. El pasado domingo 4 de septiembre, la propuesta de una nueva constitución que pondría fin a la constitución heredada del régimen de Augusto Pinochet fue rechazada masivamente por los votantes chilenos. El 61% de los que acudieron a las urnas dijo “no”. Si se pudiera suponer que esta nueva constitución, que entre otras cosas garantiza los derechos de los indígenas, movilizaría a los sectores más conservadores de la población chilena, nadie hubiera imaginado un rechazo tan amplio. Esto, sobre todo porque la situación política parecía verde desde que Gabriel Boric fue elegido presidente en diciembre pasado.
Apenas 6 meses después de unas esperanzadoras elecciones presidenciales en Chile, la izquierda ya suspira. Mientras tanto, la extrema derecha y los conservadores del país dicen que están “aliviados” de que “demasiados” derechos de las minorías no estén finalmente escritos en la nueva constitución. Gabriel Boric ahora debe temer un nuevo proceso constitucional, que sin duda debe hacer más consensuado.
Para analizar y comprender tal decepción y las perspectivas de la futura constitución chilena, hablamos con el investigador de campo y especialista en Chile, Franck Gaudichaud.
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