Tras la histórica victoria de Chile en las elecciones presidenciales de diciembre pasado Gabriel Boricel candidato de una “nueva izquierda”, Michel Bourguignat descifra los diversos problemas y el nuevo equilibrio político de poder resultante de esta elección.
Primero, es difícil confiar en los partidos políticos cuando se analiza la situación política en Chile, ya que no pueden integrarse significativamente a ella.
Por ejemplo, el Partido Socialista de Chile (PS) cometió varios errores:
- prefirió la alianza con el Partido Demócrata Cristiano (PDC) a la del Partido Comunista (PC) y el Frente Amplio (FA), perdiendo así la oportunidad de participar en las primarias estatutarias para determinar el candidato a las elecciones presidenciales del 18 de julio , 2021 izquierda organizada;
- su intento de reaparecer como actor político dentro de la Asamblea Constituyente (CC) fracasó: con el FA presentó un “buen” candidato a principios de enero de 2021 [Ramona Reyes, PS] asumir la presidencia del Comité Central en su segunda etapa, sin tomar en cuenta, sin embargo, que existían legítimas dudas sobre la gestión municipal de este ex alcalde (el municipio de Paillaco). Resultado: Esta candidatura fue rechazada, mientras que el PS con sus 14 miembros en el Comité Central podría haber jugado allí un papel político con el FA;
- su apoyo a Boric en la segunda vuelta, dado su apoyo al candidato del PDC en la primera vuelta, no importó ni a los votantes ni a los analistas;
- Es más, el PS no solo ha reiterado que ha cometido omisiones y errores en los últimos treinta años, con la rigurosa súplica de perdón y dadas las súplicas realizadas desde el estallido social de fines de 2019, nunca dio las razones, no menos Corrupción de varias maneras.
La Convención Constituyente debe ser tenida en cuenta en cualquier análisis de los actores políticos actuales en Chile.
Es cierto que el CC no goza de buena reputación en la sociedad civil. Se le acusa de “lentitud evidente”, relacionada principalmente con la falta de apoyo y las críticas latentes del gobierno en lugar de Sebastián Piñera. Para los analistas políticos y muchos chilenos, lo que está sucediendo allí se toma en serio, en particular la formación de alianzas de grupos heterogéneos de independientes para realizar votaciones cruciales, a menudo vistas como el anuncio de posibles reagrupamientos de políticos de izquierda, aunque dentro de la CC Nadie identifica explícitamente con la izquierda
Cabe señalar que de los 155 miembros de este Comité Central, 85 pertenecen a 7 partidos políticos o aliados, de los cuales 15 son del PS (9,6%) y 70 son “independientes”. Además, dentro del Comité Central hay una fuerte presión de los “regionalistas” en busca de una descentralización profunda, que jugará un papel de una forma u otra en la nueva constitución, quizás en una nueva configuración.
Una síntesis del análisis del Frente Amplio en su relación con los movimientos estudiantiles de la década anterior revela una historia política compuesta de convulsiones en gran medida imprevistas, particularmente en los últimos dos años, cuando sus líderes enfrentaron decisiones como la candidatura del diputado Gabriel Boric a la la presidencia. Desde un principio, Boric participó en la firma del acuerdo del 15 de noviembre de 2019 firmado por los partidos políticos -excepto el PC y el FA- sin la aprobación del FA y después de haber iniciado todo el proceso constituyente. Luego el segundo acto: Para no perecer como fuerza política, los líderes del FA se dieron cuenta de la importancia de presentar un candidato a la elección presidencial. Tuvieron que elegir entre Giorgio Jackson (34) y Gabriel Boric (35, edad mínima para la candidatura) ante el retiro de Béatrice Sanchez, excandidata de la FA a las elecciones presidenciales de 2017. Finalmente, tercer acto: En el litigio de primarias presidenciales dentro de la alianza PC/FA, entre Jadue (PC) y Boric (FA), la victoria inequívoca de Boric causó revuelo, mientras que Jadue se coronó vencedor en todas las encuestas.
En política exterior, dos decisiones fueron anunciadas por el presidente electo Boric: negociaciones con países vecinos (Bolivia, Perú) sobre el complejo problema de los migrantes y la firma de los acuerdos de Escazú (ecología regional); también debe aceptar una negociación en curso: la revisión del acuerdo con la Unión Europea.
Otra observación: la sociedad civil, fundamentalmente la de los movimientos feministas y juveniles, se movilizó mucho durante la segunda de nuevo bajo el impulso del equipo electoral de Boric. Esta fue una de las claves de la victoria, con más de un millón de votantes más que en la primera vuelta. Esto había sido una debacle para los partidos mayoritarios, de derecha y DC. En la misma línea, cabe señalar que el 68% de las jóvenes menores de treinta años votó por Boric.
Ante esta situación, es evidente que Boric debe mostrar un pragmatismo político excepcional, frente a una sociedad civil en constante cambio y más politizada, como demostró la noche del 19 de diciembre de 2021, con más de un millón de personas celebrando la victoria. en el centro de Santiago, como en muchos lugares del país. Pero también porque no tiene mayoría parlamentaria aparente, como lo demuestra la composición de la Cámara de Diputados el 11 de marzo de 2022:
- Coalición Apruebo Dignidad (Boric): 37 escaños (FA, 25; PC, 12);
- Coalición Nuevo Pacto Social: 36 escaños (PDC, 8; PS, 14; PPD (Partido por la Democracia), 6; PR (Partido Radical), 4; PL (Partido Liberal), 4);
- Coalición de derecha “Chile Podemos+”: 52 escaños (UDI (Unión Democrática Independiente), 23; RN (Renovación Nacional), 25; Evopoli (Desarrollo Político), 4);
- Frente Social Cristiano (extrema derecha, apoya a José Antonio Kast): 15;
- Partido de la Gente (apoyó la candidatura de Franco Parisi): 7;
- Otro: 6.
Es cierto que hay analogías con 1970 (el año en que Salvador Allende fue elegido presidente) y Gabriel Boric aludió a esto en su discurso la noche de las elecciones, usando las mismas palabras que Allende para describir la votación como “inequívoca y transparente”. Podría ser interesante poder examinar estas analogías, que confirman que las canciones de 1970 son recogidas por las multitudes de 2021. Otras analogías incluyen la crisis del modelo económico, las expectativas de cambios sociales profundos y la existencia de una sociedad civil organizada y relativamente politizada.
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