A medida que Estados Unidos y Canadá experimentan olas de calor significativas, “El economista” destaca una nueva tecnología para la climatización de espacios interiores. El aire acondicionado es uno de los principales contribuyentes al calentamiento global al rechazar el aire caliente y crear islas de calor, especialmente en las ciudades. Hoy en día, los acondicionadores de aire tradicionales usan gases refrigerantes llamados fluorocarbonos, gases de efecto invernadero que son caros y altamente inflamables, dice The Economist.

Después de que el último informe del IPCC advirtiera de las dramáticas consecuencias de un aumento de temperatura de 1,5 grados, los sistemas de aire acondicionado actuales no ofrecían hasta entonces soluciones realmente sostenibles. Por no hablar de la creatividad de una pequeña empresa irlandesa, Exergyn, que afirma haber encontrado la solución.

Absorbe las emisiones de calor

Exergyn, con sede en Dublín, ha estado trabajando en secreto en el proyecto durante dos años, “en colaboración con una empresa multinacional cuyo nombre no debe ser mencionado”. Una empresa con la que Exergyn está “actualmente probando una versión de 60kW que tendría capacidad para refrigerar de 15 a 20 viviendas”. Esta nueva tecnología está basada en Nitinol. Esta es una sustancia llamada “Aleación con memoria de forma” (SMA), una alianza de níquel y titanio, cuya propiedad cambiaría de forma cuando se calentara. Así es como Nitinol absorbe el calor residual emitido por los sistemas de aire acondicionado. Estos líquidos luego pasan a través de unidades de refrigeración y se descargan al exterior.

Tecnología económica

Este método sería más ecológico que los fluorocarbonos originales y “sería más barato de comprar y entre un 30 y un 40% más barato de usar”, dijo Tonny Ennis, presidente de Exergyn.

La empresa irlandesa pretende expandir sus actividades en varios sectores económicos. “Exergyn también ha entablado conversaciones con fabricantes de automóviles y compañías aeroespaciales para emprender proyectos de desarrollo conjuntos similares”, explica The Economist.