En Santiago de Chile, el smog sólo desaparece en los raros días en que llueve o hay vientos fuertes.
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Nuestra periodista local, Fanny Lachance-Paquette, analizó el problema con un experto chileno.
“Una de las razones es que nuestra ubicación geográfica es muy mala porque estamos en un tanque al pie de las montañas. Esto evita que se escapen partículas y gases. La contaminación en Santiago se distribuye de la siguiente manera: el 30% se debe a los automóviles, los atascos y los autos viejos, que contaminan diez veces más el medio ambiente, otro 30% se debe a la calefacción a leña y el resto se debe a las industrias instaladas en Santiago. Santiago”, enfatizó Luis Carrasco Garrido, director del programa “Gestión de Riesgos y Adaptación al Cambio Climático” de la Universidad Tecnológica Metropolitana de Santiago.
El gobierno chileno ha intentado tomar ciertas medidas para contrarrestar este fenómeno. En particular, quiere ampliar la minería del carbón, introducir un transporte público 100% eléctrico de aquí a 2040 y alcanzar la neutralidad de CO2 de aquí a 2050.
Pero estos esfuerzos no serían suficientes, afirma el experto. Hay mucho que hacer por parte de la población. Además del fuerte éxodo rural, los ciudadanos compran cada vez más coches.
“Desde la pandemia, hemos tenido las mayores ventas de automóviles con 400.000 vehículos vendidos. ¿Para qué? Porque la gente pudo retirar parte de sus fondos de pensiones. Muchos saldaron sus deudas y otros compraron coches”, explica Carrasco Garrido.
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A medida que la población mundial continúa creciendo, se estima que la mitad de los 18 millones de habitantes de Chile podrían vivir en el área metropolitana de Santiago.
“Es innegable que las exigencias son mayores hoy que antes. Pero al mismo tiempo la población creció. Seguimos comprando más coches, fundamos más empresas. Al final es bastante contradictorio. Pero lo que queremos es menos contaminación”, añade.
Para los chilenos, la calidad del aire es un problema, pero no tanto como para cambiar su comportamiento individual. El experto estima que entre 4.000 y 4.500 personas pueden morir cada año como consecuencia de la contaminación ambiental.
Una solución a este problema sería un cambio drástico dentro de la economía.
“Vivimos en un modelo económico que se centra en el trabajo, el crecimiento y el dinero. Pero eso tiene que ser compatible con el planeta. Quizás tengamos que ganar menos dinero, trabajar menos y tener menos coches. “Pero hoy en día muchos jóvenes hablan, por ejemplo, del aire y del medio ambiente, pero lo primero que hacen con su salario es comprarse un coche”, afirma.
Para escuchar la entrevista completa, mire el vídeo a continuación.
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