Las botellas de champán se elevan hacia los numerosos banderines estampados. “Presidente bórico”, chilenas, banderas indígenas y banderas arcoíris de la comunidad LGBTQ+. La multitud que se congregó cerca de la sede de Gabriel Boric, de 35 años, en Santiago el domingo 19 de diciembre celebra la abrumadora victoria del candidato (casi el 56% de los votos) al frente de una vasta alianza que agrupa a varios partidos, desde el Partido Comunista hasta representantes del centro-izquierda.
Decenas de miles de personas acudieron al ritmo de los cuernos para celebrar lo que en muchos sentidos fue histórico. Los aproximadamente 15 millones de votantes llamados a las urnas -de una población de 19 millones- tuvieron que elegir entre dos modelos radicalmente opuestos para esta primera elección presidencial desde el inédito movimiento social contra la desigualdad de 2019. Por lo tanto, el resultado de la elección es seguro. en el Palacio de Moneda, un representante electo que acaba de cumplir la edad mínima requerida para ejercer el cargo de Jefe de Estado. Por primera vez desde el regreso a la democracia en 1990, los partidos tradicionales de centro izquierda y derecha quedaron excluidos de la carrera final por el primer puesto.
“Nueva manera”
«¡Ole Ole! si no saltas, votaste por Kast», entonaron los partidarios de Gabriel Boric en una frase, en alusión a la pérdida del candidato de extrema derecha José Antonio Kast, un exdiputado y abogado de 55 años. Rápidamente admitió su derrota. “El pueblo unido jamás será vencido”, vitorea a la multitud que escucha esta canción de las luchas sociales en Chile y en otros lugares. “Estoy tan feliz y tan aliviada” dice Bárbara Araya, de 30 años. “Boric fue el candidato por defender el medioambiente, los derechos de las mujeres y la diversidad sexual”continúa este joven emprendedor.
“¡Qué alegría, qué esperanza! Estamos tomando un nuevo camino, a saber, el de más justicia social, más igualdad”. asegura Catalina Figueroa, 32 años, socióloga, activista de Revolución Democrática, partido de izquierda que integra la alianza de Gabriel Boric. Este último prometió montar un estado de bienestar y hacer de Chile ” la tumba “ del neoliberalismo. Si bien este modelo, establecido bajo la dictadura (1973-1990), ha sido modificado en los últimos treinta años, nunca ha sido cuestionado seriamente.
“Esta victoria tan amplia es una sorpresa, algunas encuestas dieron a los dos candidatos una carrera cabeza a cabeza por primera vez. [depuis 1990]el que terminó primero en la primera ronda [José Antonio Kast avec deux points d’avance]no será elegido presidente”, destaca Marcela Ríos, politóloga del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Chile. Después de una primera votación con baja participación (47%), esta segunda votación se caracteriza por la participación más alta (más del 55%) desde que finalizó la votación obligatoria en 2012. “A juzgar por la participación en la región de Santiago, podemos suponer que los más jóvenes y la clase trabajadora se han movilizado más”continúa m.yo Ríos.
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