El conflicto palestino-israelí tiene cierta exportabilidad que ha demostrado a lo largo de su historia. Esto se puede observar hoy, particularmente en las sociedades occidentales. El conflicto palestino-israelí anima, revela o provoca malestar y desgarra mucho más allá de su región de origen.
En Alemania, desde Angela Merkel, el apoyo inquebrantable a Israel debido a su historia ha sido oficialmente parte de la razón de Estado del país. El fin de semana pasado, Berlín se negó a apoyar una resolución de la ONU que pedía un alto el fuego.
Existe una creciente preocupación entre la población por los bombardeos contra civiles en la Franja de Gaza. Algunos incluso hablan de discrepancia con la clase política y los medios de comunicación.
En Berlín, la manifestación de apoyo a Israel organizada el día después de los ataques de Hamás movilizó sólo a 10.000 personas. Por el contrario, a las autoridades les resulta difícil contener la ira del movimiento pro palestino.
Ataques antisemitas e islamófobos
Los ataques antisemitas e islamófobos van en aumento en el Reino Unido. Según la Policía Metropolitana, en la primera quincena de octubre hubo 14 veces más ataques antisemitas en Londres que en el mismo período del año pasado.
La mayoría de estos actos implican insultos, carteles discriminatorios o grafitis. Temiendo por la seguridad de los estudiantes y del personal, varias escuelas judías cerraron sus puertas en los primeros días de la guerra.
La comunidad musulmana también afirma ser cada vez más víctima de actos islamófobos, lo que confirma la policía. La línea de crisis “Tell Mama”, que registra los ataques, registró 18 veces más llamadas después del ataque de Hamás a Israel.
A pesar de este contexto de creciente antisemitismo e islamofobia, las marchas en apoyo a Palestina, que se celebran todos los sábados desde hace tres semanas, han sido relativamente tranquilas.
>> Explicaciones de Nathalie Versieux, corresponsal en Berlín y Emeline Vin, corresponsal en Londres, en Tout un monde:
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