Los partidos políticos chilenos han tardado tres meses desde que perdieron el referéndum constitucional en septiembre para acordar un nuevo escenario para reformar la Ley Fundamental. tres meses desde” Después “ Negociaciones, en palabras del Presidente, Gabriel Boric (izquierda), el martes 13 de diciembre, al presentar este acuerdo entre 14 partidos anunciado la noche anterior por el Presidente del Senado. “Hemos dado un paso necesario y ojalá decisivo hacia un nuevo pacto social, una nueva democracia con más libertades y derechos sociales. Chile no puede esperar más”dijo frente al palacio presidencial, acompañado de los presidentes de las dos cámaras.
Este acuerdo es fundamental para el gobierno de Chile. Luego de que la constitución propuesta fuera rechazada por el 62% de los votantes el 4 de septiembre, el poder ejecutivo le dio al Congreso el objetivo de acordar una nueva hoja de ruta. Si bien el texto rechazado estaba impregnado de valores feministas y ambientales, los votantes se desanimaron por ciertos aspectos de la reforma, como la “plurinacionalidad” del país, que apuntaba a incluir a las diversas naciones indígenas -el 13% de la población- o el establecimiento de un ordenamiento jurídico específico para estos grupos de población. Pero con excepción de la extrema derecha, la necesidad de reformular la Ley Fundamental fue un consenso entre las fuerzas políticas.
La actual constitución, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), estructura el modelo liberal chileno. La izquierda les culpa de la dificultad para iniciar reformas sociales. Boric defendió la promesa de nuevos derechos sociales, una respuesta a la histórica movilización contra la desigualdad de 2019.
Tres órganos serán los encargados de redactar el texto. Primero, en abril de 2023, se debe elegir un consejo en una elección obligatoria. La derecha exigió que los miembros de este consejo sean designados y no elegidos, que es el principal tema negociado.
Este consejo se reduce a cincuenta personas en lugar de los 155 miembros de la primera asamblea. El sistema electoral para su elección seguirá el modelo del Senado, una elección que dará más peso a las circunscripciones rurales que tradicionalmente son más de derecha. Esta vez, los escaños indígenas se calcularán en función de su participación, lo que debería reducir el número.
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