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El 13 de julio, la UNESCO organizó una conferencia sobre la ética de las neurotecnologías en París. Estos avances, que permiten estudiar la actividad cerebral y tratar o compensar la discapacidad (por ejemplo, mediante la capacidad de controlar una silla de ruedas), están en auge. Si sólo podemos elogiar sus beneficios terapéuticos, el conocimiento cada vez mayor de nuestras mentes está llevando a más y más países a cuestionar la necesidad de introducir una carta de “neuroderechos”.
¿Conoces las neurotecnologías? Esta serie de descubrimientos permite visualizar, comprender o incluso estudiar mejor nuestro cerebro mediante electroencefalogramas o incluso resonancias magnéticas funcionales.
También permiten el tratamiento mediante estimulación eléctrica o la compensación de una discapacidad, por ejemplo controlando un exoesqueleto.
Estas tecnologías no son nuevas. Sin embargo, su distracción puede permitir un conocimiento cada vez más detallado de nuestros pensamientos y requiere un pensamiento global, explica el investigador de la Universidad de Tasmania. Federico Gilberto.
Es un sitio de construcción que moviliza a varios países, incluyendo Chile y Argentinay también círculos de reflexión como ese Fundación Neuroderechosiniciado por la Universidad de Columbia en Estados Unidos.
¿Su preocupación? Garantizar nuestra libertad regulando la recopilación de pensamientos y desarrollando los “derechos del cerebro”.
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