Las segundas elecciones para una asamblea constituyente se desarrollan en Chile sin incidentes ni excesivas colas luego de que se rechazara la constitución redactada por una asamblea independiente en 2022.
Los chilenos esperan reemplazar la constitución de 1980 de la dictadura de Pinochet y los cimientos del modelo neoliberal que privatizó la educación, la salud, el transporte e incluso las fuentes de agua.
Más de 15,1 millones de ciudadanos elegirán a 50 concejales (25 hombres y 25 mujeres) para redactar una nueva propuesta constitucional. Sin embargo, muchos votantes participan en la votación con cierto desinterés. Los conservadores han tomado el control del proceso.
Si los tres partidos de derecha obtienen 30 o más escaños, tienen control absoluto sobre el órgano constitucional y pueden aprobar las reglas sin tener que negociar.
Un grupo de 24 expertos designados por el parlamento está redactando una nueva propuesta constitucional, con 12 principios básicos aprobados previamente por los partidos para evitar una propuesta fundacional como la anterior.
El presidente chileno, Gabriel Boric, dijo que el país tenía una “oportunidad histórica para la reconciliación” y que se estaban respetando los resultados electorales.
El expresidente Sebastián Piñera, por su parte, abogó por una nueva propuesta constitucional con “alta visión” y “nobleza”.
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