El 4 de septiembre, los chilenos aceptarán o no el proyecto de nueva constitución. ¿Por qué es necesario?
Chile toma una decisión histórica el domingo. En primer lugar, porque la nueva constitución sustituirá a la de Pinochet, que indirectamente pretendía proteger el modelo neoliberal inculcado en la dictadura. Este último priva al Estado de cualquier margen de acción económica, privatiza y comercializa los derechos sociales y crea una institucionalidad política destinada a impedir la transformación. Esta camisa de fuerza se hizo muy visible cuando surgieron llamados a la transformación social a partir de 2006.
Esta fuerza se encontró completamente bloqueada frente al texto de 1980. A partir de 2006, las numerosas luchas sociales que estallaron en Chile iniciaron un largo proceso de erosión permanente de la legitimidad de las instituciones políticas. Entonces, la decisión del 4 de septiembre significa darnos una constitución que pertenece al pueblo. Y por primera vez en la historia de Chile se adquiere a través de un proceso participativo y democrático que ha contado con una representación social muy amplia y por lo tanto no tengo dudas de que se adoptará a pesar de la fuerte resistencia de los defensores del capital. Tienen muchos mecanismos de influencia y propaganda con fake news y otras formas de manipulación comunicativa.
¿Qué pasará si gana el “Rechazo”, como predicen ciertas encuestas?
En Chile tenemos una constitución que fue suspendida socialmente el 18 de octubre de 2019, pero legalmente sigue vigente. Esta nulidad social se manifestó luego en octubre de 2020 en el referéndum de lanzamiento del proceso constituyente, donde el 80% de los votantes decidió que quería un nuevo texto. Así que el texto de 1980 ya ha sido suprimido por la sociedad por un lado y por un referéndum por el otro.
¿Cuáles son las principales direcciones de este nuevo texto para Chile?
Una de las transformaciones más importantes es que Chile se declara un estado constitucional social y democrático. Otra novedad, la Constitución pone en el centro de la democracia los derechos sociales, como el derecho a la salud, la educación, la seguridad social, la vivienda… Esta Constitución también declara que Chile es un estado plurinacional para establecer una relación de paz y reconciliación. permitir con los pueblos originarios, contrario a la historia de sus últimos doscientos años. Un tema ondeado como una bandera de no-no por parte de la derecha para explotar el racismo subyacente en la sociedad chilena. Otro gran avance es el respeto al principio de igualdad entre hombres y mujeres. Ataca también el agudo centralismo que estructura el Estado tal como lo conocemos y que pertenece al siglo XIX. Ofrece una transferencia de competencias a las regiones.
¿Podemos decir que esta constitución es una de las primeras en ser ecológica y feminista?
Es uno de los primeros, no el primero. Las condiciones y el proceso de redacción del texto explican el interés de otros países por este episodio político. Su escritura sigue la influencia del movimiento feminista en Chile y en otros lugares. No es un movimiento que vaya a desaparecer en los próximos meses, sino que por el contrario crecerá y tomará fuerza. Su trascendencia en términos de contenido es tan grande que podría denominarse Constitución Feminista. En segundo lugar, es uno de los primeros procesos constitutivos que tiene lugar en el momento de la toma de conciencia de la crisis climática. Y esto se manifiesta en la necesidad de buscar un equilibrio diferente entre el desarrollo económico y la conservación de la naturaleza.
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