Amnistía Internacional ha subrayado durante años que Chile necesita una nueva constitución porque la constitución actual, aplicada bajo el régimen de Augusto Pinochet, claramente no ha logrado reducir las desigualdades, la inseguridad y los abusos a los que se enfrenta la gran mayoría de la población. Por el contrario, el texto actualmente vigente impide los cambios necesarios para construir un Chile más justo. Es por eso que la organización, que cree que la nueva constitución protegerá mejor los derechos humanos, lanzó la campaña el 6 de julio. Aprobar es Humano (Aceptar es de humanos).
“En septiembre nos enfrentamos a una decisión que será crucial para el futuro de las generaciones presentes y futuras. Por un lado, la población tendrá la opción de aprobar y permitir una constitución que promueva la igualdad, o rechazarla y mantener la constitución actual que favorece a unas personas a expensas de otras. Amnistía Internacional, que ha optado por seguir un camino de justicia y dignidad, apoya por ello la aprobación, dijo Rodrigo Bustos, director de Amnistía Internacional Chile.
Amnistía Internacional, que ha optado por seguir un camino de justicia y dignidad, apoya por tanto la admisión
Rodrigo Bustos, Director de Amnistía Internacional Chile
“Los ojos del mundo están puestos en Chile. La gente ve una oportunidad histórica para corregir décadas de desigualdad e injusticia y garantizar los derechos humanos con una nueva constitución representativa e inclusiva que es un primer paso hacia una constitución más justa y libre para todas las personas”, dijo Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía. Internacional.
Amnistía Internacional cree que el texto propuesto para una nueva constitución brindará garantías más sólidas para los derechos fundamentales, en particular los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales relacionados con el acceso a la salud, la jubilación, la vivienda, la educación, la seguridad social, el trabajo digno y el agua. Por lo tanto, esto tendrá un impacto directo en la vida cotidiana de las personas al promover la igualdad y la justicia.
Esta es una diferencia muy clara con lo que está sucediendo ahora, porque la constitución actual no garantiza ciertos derechos básicos, como el derecho a la vivienda, el agua y la alimentación, o muy insuficientemente, como el derecho a la salud y la seguridad social. La constitución actual a menudo otorga al estado un papel muy pasivo, en lugar de imponer obligaciones para garantizar estos derechos. Esto ayuda a entender por qué la gran mayoría de la población se encuentra en una situación de vulnerabilidad y desigualdad, situación que derivó en las protestas masivas de octubre de 2019.
Los ojos del mundo están puestos en Chile. Las personas tienen una oportunidad histórica para eliminar décadas de desigualdad e injusticia y garantizar los derechos humanos
Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional
Por otro lado, la nueva constitución propuesta protege los derechos de grupos de personas que necesitan protección especial por ser tradicionalmente víctimas de discriminación, como las personas con discapacidad, los niños y jóvenes y los pueblos indígenas. De ninguna manera establece privilegios y permite rectificar una situación que hasta ahora ha producido injusticias.
Amnistía Internacional reconoce que la nueva Constitución por sí sola no podrá garantizar la protección inmediata y plena de los derechos de todas las personas, pero es un primer paso fundamental en esa dirección.
“La nueva constitución no es un fin, sino un punto de partida para una mayor igualdad. Aprobar es un medio humano para construir una sociedad más justa y solidaria”, dijo Rodrigo Bustos.
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