“Blanquita”, una película chilena que desmiente el peligroso mito del sacrificio perfecto

La carga sobre los hombros de la joven es tan grande como Chile. En BlanquitaEn los cines franceses el 19 de julio, Fernando Guzzoni recrea -a través de la ficción- un escándalo que sacudió al país hace veinte años.

“Blanca (Laura López), Blanquita, como se la conoce cariñosamente, es una joven madre adolescente que vive en un hogar para jóvenes sin hogar dirigido por el padre Manuel (Alejandro Goic), un hombre estricto pero devoto. De la noche a la mañana, se convierte en la testigo clave en un caso que involucra a un poderoso hombre de negocios sospechoso de dirigir una red de pedofilia y atraer a menores marginados a su lujosa casa. lo resume Tiempos de Los Ángeles.

Pero cuanto más avanza Blanca en los engranajes de la justicia, más claro se vuelve para el espectador que no está diciendo exactamente la verdad.

Ella es innegablemente una sobreviviente describir pantalla todos los días. “Recientemente regresando a la casa como una madre muy joven, está asumiendo un papel protector hacia otros residentes que están aún más destrozados que ella”. Entre estos últimos se encuentra Carlo (Ariel Grandon), una de las víctimas del crimen de pedofilia organizado por figuras políticas y empresariales. Debido a un trauma sexual y su adicción, se encuentra en estado de shock permanente. estimulantesque el sistema disputa la validez de su enunciado. Blanca se niega a que su amiga se quede sin palabras.

Evita el voyeurismo

“Con control de sí misma, elocuente e impulsada por una ira inmensa, obviamente ha pasado por muchas de las mismas cosas por las que ha pasado Carlo, pero tiene nervios de acero y la fuerza para resistir el interrogatorio. cruzados”, continúa la página de la revista británica. El corazón de la película se encuentra en este espinoso tema ético: ¿Hasta qué punto Blanca puede apoyar el testimonio de otra persona de pelear una pelea justa?

Se necesitó una actuación notable de la protagonista para estar a la altura del desafío: Laura López, para quien esta es su primera película, es digna de mención. Sin olvidar a Alejandro Goic que da la vida “el impresionante padre Manuel, cuyo rostro es un muro y cuyo fuerte sentido de la justicia no conoce límites”.

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Ángelita Mandes

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