Nuevos enfrentamientos estallaron este lunes en Chile, donde el movimiento de protesta popular, que entró en su tercera semana, se mantiene masivo a pesar del anuncio de numerosas medidas sociales.
Una multitud de decenas de miles, incluidos muchos estudiantes, se reunió en Santiago el lunes por la noche en Plaza Italia, el sitio emblemático del movimiento de ira iniciado el 18 de octubre.
Según el Instituto Americano de Geofísica (USGS), mientras se realizaban concentraciones en varios puntos de Santiago, se registró un fuerte sismo de magnitud 6 en la zona central de Chile, que se sintió hasta la capital y desató movimientos de pánico entre la multitud.
Enfrentamientos entre policías y manifestantes en Santiago de Chile, 4 de noviembre de 2019 [CLAUDIO REYES / AFP]
Además del terremoto, las manifestaciones en la capital se vieron interrumpidas por numerosos incidentes. Según periodistas de la AFP, hubo enfrentamientos entre policías y manifestantes, y varios autobuses fueron incendiados.
Cuando una procesión intentó acercarse al palacio presidencial de La Moneda, la policía dispersó a la multitud con cañones de agua y gases lacrimógenos.
Al menos un policía resultó herido, según un fotógrafo de la AFP. En una instantánea, vimos su casco estallar en llamas.
“Sin terminar”
El movimiento social, que comenzó hace más de tres semanas, parecía no cesar y la consigna “¡No ha terminado!”, difundida en las redes sociales durante todo el fin de semana, parecía haber encontrado eco.
“La lucha sigue, pero hay que hacer levantar al país. No se puede parar de golpe”, dijo a la AFP Olga Pérez, contadora.
Detención de un manifestante en Santiago de Chile, 4 de noviembre de 2019 [CLAUDIO REYES / AFP]
El lunes por la mañana, cientos de personas subieron a las gradas de los tribunales, los taxistas enojados organizaron paseos en caracol contra los peajes.
Otras ciudades como Valparaíso o la vecina Viña del Mar también siguieron siendo importantes centros de protesta.
Indignados por las desigualdades sociales y una élite política vista como completamente desconectada de la vida cotidiana de la gran mayoría de los chilenos, los manifestantes piden en particular una reforma del sistema de pensiones y una revisión de la constitución, ambos de la época de Augusto Pinochet (1973-1990) y las profundas reformas del modelo económico ultraliberal de Chile.
La policía usa cañones de agua contra los manifestantes en Santiago, Chile, el 4 de noviembre de 2019. [Martin BERNETTI / AFP]
La crisis social provocada el 18 de octubre por la subida del billete del metro (ahora cancelado) dejó 20 muertos, entre ellos cinco tras la intervención de las fuerzas de seguridad, según cifras oficiales.
Además de las 20 muertes confirmadas por el gobierno, 1.305 personas resultaron heridas, según el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), un organismo público independiente.
Mientras que la economía chilena creció un 3% en septiembre respecto al mismo mes del año pasado, el gobierno espera una contracción de hasta un 0,5% en octubre.
“Tenemos que esperar una situación en el cuarto trimestre completamente diferente a la que conocemos”, advirtió el lunes el ministro de Hacienda, Ignacio Briones.
Según la Cámara de Comercio de Santiago, casi la mitad de los negocios de la capital (46%) sufrieron daños directos y vieron caer sus ventas.
El miércoles, el presidente Sebastián Piñera, cuya popularidad en las encuestas se ha desplomado, anunció la cancelación de la cumbre APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) que se realizaría en Santiago el 16 y 17 de noviembre y la conferencia climática de la ONU COP el 25, también prevista para la capital en diciembre.
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