Fue una de las promesas de campaña del presidente chileno Gabriel Boric: abolir el estatus de primera dama del país para alinear sus acciones con sus ideales feministas. El momento ha llegado desde finales de diciembre, un año después de su elección. De hecho, su esposa Irina Karamanos ahora está relevada de sus obligaciones formales y puede retomar labores en su especialidad.
Cada país tiene su propia política en este ámbito. En Francia, por ejemplo, la Primera Dama es invitada a los actos oficiales, pero esta función no implica obligaciones particulares, ya que el protocolo del Palacio del Elíseo no reconoce oficialmente a la esposa del Presidente de la República.
En Chile, en cambio, el casamiento con el número uno del país no ha estado exento de consecuencias. De hecho, la Primera Dama del país ha tenido tradicionalmente que dejar su trabajo para dedicarse a su función además de presidir seis fundaciones carácter social, cultural o educativo.
Gracias al levantamiento de este estatus, la etnóloga de 33 años puede concentrarse nuevamente en su carrera y continuar su trabajo como científica educativa. Las fundaciones, que ella administró durante un año, no fueron abolidas sino simplemente confiadas a directores designados por los ministros competentes. El “Gabinete de la Primera Dama”, retirado permanentemente de la administración.
“Este es un movimiento del que estamos orgullosos porque nos permite cambiar la forma en que vemos a una pareja presidencial o los estereotipos asociados culturalmente con ese papel de primera dama”.Irina Karamanos confiesa en el diario La Tercera.
Una noticia que agrada tanto a los conservadores, que lamentaron tener una primera dama soltera para representar a su país, como a los feministas, que se felicitan por esta decisión de darle la libertad a Irina Karamanos.
“Aficionado al tocino. Alborotador. Creador profesional. Practicante de Internet. Adicto a la música. Escritor total. Empollón empedernido de la cerveza. Ninja de la cultura pop”.