Chile, país modelo de la Escuela de Chicago y del liberalismo en América del Sur, está a punto de cambiar de rumbo y de gobierno. Gabriel Boric, de 36 años, prestará juramento ante el parlamento y una docena de delegaciones oficiales, en su mayoría de América Latina, en Valparaíso el viernes. Al finalizar la jornada, pronunciará su primer discurso como nuevo presidente en el Palacio de La Moneda en Santiago. Un momento muy esperado desde su elección el 19 de diciembre frente al candidato ultraderechista José Antonio Kast.
Gabriel Boric trae consigo un gobierno cuyos protagonistas, como él mismo, surgieron durante los movimientos estudiantiles de 2011 y marca un punto de inflexión en la historia del país. Con mayoría de mujeres -14 de las 24 carteras- y una edad promedio de 42 años, el gobierno muestra una fuerte diversidad social y geográfica, integrando las diversas tendencias de la izquierda chilena.
Cambios esperados
Está cambiando el estilo, y quizás pronto también la forma de gobernar” con este Presidente y todo su equipo de ministros, que por un lado han hecho de la relajación su seña de identidad. Una elección que funcionó bien durante la campaña electoral y en el Parlamento”, explica Antoine Maillet, investigador del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile. “Ahora falta ver cuál es ese estilo en el poder ejecutivo, donde se imponen ciertas obligaciones formales que deben ser superadas. Se espera proximidad, horizontalidad, una forma diferente de hacer política”, prosigue.
La tarea que le espera al nuevo ejecutivo chileno promete ser difícil. Si bien el contexto económico local e internacional no es favorable, el gobierno debe responder a “todas las demandas que se expresaron con fuerza durante, pero precedieron, a las revueltas de 2019. En particular sobre las pensiones, pero también sobre la salud, la educación y más allá sobre las desigualdades”, analiza el politólogo. Y para agregar: “Es difícil hacer cambios tan importantes tan rápido. Esa no es la intención de este gobierno. Y la paciencia no es necesariamente necesaria en la población. »
Un nuevo contexto
Sobre todo porque el gobierno no tiene mayoría en ninguna de las dos cámaras. También toma el poder en un contexto institucional cuyos contornos aún no están definidos. La Asamblea Constituyente aún trabaja en el texto de una constitución destinada a enterrar el legado de la dictadura de Pinochet (1973-1990). El texto pretendía provocar un cambio radical en la gobernabilidad del país. Un proceso esencial que “no debe verse comprometido por reformas demasiado rápidas o demasiado abruptas. La trampa sería comportarse como un gobierno mayoritario”, dice Antoine Maillet.
El marco en el que Gabriel Boric y su gobierno ejercerán el poder no se decidirá hasta septiembre próximo, fecha prevista del referéndum sobre la nueva constitución. Mientras tanto, el nuevo presidente debe preparar el terreno para las ambiciosas reformas económicas y sociales que ha emprendido a lo largo de su campaña.
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