Siete años después de la desaparición de la estudiante japonesa Narumi Kurosaki en Besançon, el lunes se abrió ante el tribunal de lo penal de Alto Saona el proceso de apelación contra su presunto asesino, Nicolas Zepeda, un plazo que la familia de la víctima está “desesperanzada”.
El juicio comenzó poco después de las 9 de la mañana, después de que Nicolás Zepeda, vestido con una camisa de cuadros gris y blanco, ocupara su lugar en el banquillo. Habló en francés con el presidente del tribunal, François Arnaud, quien le dijo que podía elegir el idioma en el que quería expresar sus opiniones.
“Está claro, gracias”, respondió el acusado frente a una sala llena de gente, en la que estaban sentadas la madre de la víctima y sus dos hermanas.
Sin embargo, debido a la ausencia de un jurado, la audiencia tuvo que ser interrumpida con poca antelación.
“La familia llega sin ninguna esperanza, ni revelación, ni confesión, ni verdad de parte de Nicolás Zepeda. “Han llorado, mantener esta esperanza sería extremadamente destructivo”, afirmó Sylvie Galley, abogada de Vesoul, en las escaleras del tribunal de la familia de Narumi Kurosaki, cuyo cuerpo nunca fue encontrado. “Si la familia está aquí hoy es por una razón: honrar la memoria de Narumi”.
Por su parte, Humberto Zepeda, padre del acusado, expresó el deseo de que su hijo sea exonerado al finalizar este “nuevo juicio”. “Hoy nadie puede decir con certeza que Narumi esté muerta. Científicamente es imposible”, dijo a la prensa antes de comenzar la audiencia.
“Vivimos en el siglo XXI. Un país tan desarrollado como Francia no puede condenar a una persona a 28 años de prisión basándose en una hipótesis, no es posible”, añadió, en referencia al veredicto del Tribunal de Primera Instancia de lo Penal de Besançon, en abril de 2022.
Por su parte, el fiscal general Etienne Manteaux, que presentará los cargos durante el juicio, que se prevé que dure tres semanas, expresó su “determinación”.
– Llegó sin avisar –
Mientras asistía a la universidad en Francia, el estudiante japonés de 21 años no había sido visto desde el 5 de diciembre de 2016. El día anterior, se había sorprendido al descubrir a Nicolás Zepeda en el campus: acababa de cruzar el Atlántico sin previo aviso, varias de ellas semanas después de su ruptura.
Después de cenar en el restaurante, los antiguos amantes regresaron juntos a la habitación alquilada por Narumi Kurosaki en una residencia de Besançon. Esa misma noche, muchos estudiantes fueron despertados por “gritos de terror”, pero nadie llamó a los servicios de emergencia ni a la policía.
Y en los días siguientes, se enviaron mensajes desde la dirección de correo electrónico y la cuenta de Facebook de Narumi Kurosaki. Sin embargo, no hay evidencia de que la joven todavía estuviera viva: Nicolás Zepeda conocía los identificadores de Narumi, y los investigadores suponen que, a sabiendas, difundió estos mensajes para encubrir su fuga, el momento de regresar en avión para volar a Sudamérica. Sur.
Cuando llegó a Chile, le dijo felizmente a su primo que su país “no tenía ningún acuerdo de extradición con Francia”. Fue necesaria toda la perseverancia del juez de instrucción y del fiscal, que viajaron personalmente a Santiago, para lograr finalmente su extradición.
– Nueva experiencia psiquiátrica –
Renaud Portejoie, uno de los abogados del joven, es consciente de que en primera instancia ambas partes se mantuvieron firmes en sus posiciones y espera que este segundo juicio “cambie la situación” y pretende ofrecer “una lectura diferente del caso”.
Para ello se hizo realizar un nuevo informe psiquiátrico y pudo contar con nuevos testigos en el juicio.
Sobre todo, el propio Nicolás Zepeda aborda esta nueva reunión del jurado de manera diferente: ya no está en régimen de aislamiento y aprendió francés en prisión, dos factores que deberían llevarlo a expresarse de manera diferente ante los jueces.
“Cambiará el intercambio mecánicamente. El curso del juicio será diferente y sin duda la percepción que tendremos de Nicolás Zepeda será diferente”, estima Sylvain Cormier, el otro abogado defensor.
Las partes civiles también esperan una actitud diferente de los demandados.
“Sigo esperando una confesión en este segundo juicio”, dijo Randall Schwerdorffer, abogado de la compañera de Narumi en el momento de su desaparición. Recuerda a Nicolás Zepeda, quien al principio estuvo “muy tembloroso varias veces”.
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