El más obvio es Chile en América del Sur. En este país de casi 20 millones de habitantes, el 11 de septiembre fue el golpe militar de 1973. La muerte del presidente socialista Salvador Allende en el Palacio de la Moneda y la llegada al poder del general Pinochet. La dictadura durará hasta 1990. Activistas de izquierda conmemoran esta fecha todos los años, y esta vez el evento adquiere un significado especial porque el país está inmerso en un proceso democrático sin precedentes: la redacción de una nueva constitución que precisamente cambiará el rumbo de los años de Pinochet. La Asamblea Constituyente, elegida la primavera pasada y compuesta por muchas caras nuevas de la sociedad civil, comenzó este trabajo este verano. Pero el gobierno derechista de Sebastián Piñera está poniendo obstáculos en su camino. Por ejemplo, al comienzo de su trabajo, a la congregación se le dio una sala sin ningún equipo, sin computadoras, sin sistema de sonido. Múltiples reuniones Están previstas este sábado 11 de septiembre en memoria de Allende en varias ciudades del país, especialmente en la capital Santiago, donde al mediodía debe dirigirse una procesión al cementerio de la Recoleta, donde se encuentra la tumba del ex líder.
Más cerca de nosotros, Cataluña, allí el 11-S también tiene otro significado: es Fiesta Nacional de Cataluña, la fiesta nacional, un día festivo. Conmemora una derrota militar: el 11 de septiembre de 1714, tras un asedio de 14 meses, el ejército catalán finalmente se rindió a las tropas del rey de España. Cada año es ocasión de encuentros festivos y espectáculos en Barcelona. Y sobre todo, una demostración de poder de los separatistas catalanes. Pero los movimientos independentistas han estado divididos desde el intento fallido de secesión hace cuatro años. Y el indulto que el poder español concedió el 9 de junio al socialista Pedro Sánchez a los líderes separatistas quitó un factor movilizador. Las negociaciones sobre el grado de autonomía de la región se reanudarán con Madrid la próxima semana, pero las esperanzas de un acuerdo son escasas. Por lo tanto, es poco probable que la manifestación sea tan masiva como lo fue en 2014, el pico cuando 1 millón 800,000 personas se manifestaron en Barcelona. El evento comienza el 11 de septiembre a las 5:14 p.m., relativo a la batalla de 1714.
Finalmente un tercer ejemplo, de nuevo Escocia, otro 11-S en otra nación europea con ansias de independencia. Y para conmemorar otra batalla militar: Hubo el 11 de septiembre de 1297, la Batalla de Stirling, victoria de las tropas escocesas de William Wallace a costa de las inglesas. Está en la película Braveheart. El SNP, el Partido Nacional Escocés, insiste con razón su conferencia anual este fin de semana, no es casualidad. El SNP, liderado por Nicola Sturgeon, en el poder en Edimburgo, acaba de formar una alianza con los ecologistas para estabilizar su mayoría con el objetivo declarado de organizar un nuevo referéndum de autodeterminación. El anterior de 2014 fue un fracaso: el 55% de los escoceses prefirió quedarse en Reino Unido. El primer ministro británico, Boris Johnson, aparentemente no tiene intención de ceder ante la demanda escocesa en Londres. Pero como en Chile, esta conmemoración del 11 de septiembre es un alivio particular en Escocia este año.
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